Cosa de algoritmos
Camino por Saldunga rumbo a casa. Otoño, los verdes cambian hacia un tono amarillento. Voy llegando y veo una bandurria que ha parado a descansar. Mete pico en el pastizal. Saca bichos. A unos metros, una urraca en un alambrado, despeinada, haciendo equilibrio con su cola. A unos metros, un carpintero dándole duro a un tronco para rescatar algún bicho. Los teros, cabrones, en el suelo, copando la parada. Un perro los jode. Levantan vuelo y le tiran un finito. Hay unas florcitas amarillas, cuando bajan ahí se camuflan los teros. Se ve la cola del perro cortando el amarillo. Hay unas mariposas blancas dando vueltas. Lindas mariposas blancas que combinan con esas flores amarillas. Me gustaría ver esa imagen más seguido, pienso. Hay unas vizcachas, se mueven en grupo, intento contarlas. Se meten al terreno a comer pasto fresco. El vizcachón impone los tiempos, establece las direcciones, las fronteras. Se para en en dos patas y dice: sigamos. Se van.
Vuelven las mariposas blancas al foco de atención. Mariposas blancas dando vueltas. Lindas mariposas blancas que combinan con esas flores amarillas.
Derivo la mirada hacia las vacas que están allá al fondo, escucho sus quejidos que trae el viento sur. Se rascan entre ellas con la cabeza, se encaran entre sí. Jugarán, pienso. Entre ellas corre una liebre. Se me pierde en el verde, la pierdo. Si uno ejercita la vista puede identificar más verdes. Como con los blancos los esquimales.
Vuelven las mariposas blancas al foco de atención. Mariposas blancas dando vueltas. Lindas mariposas blancas que combinan con esas flores amarillas.
Me esfuerzo para sostener la mirada en el cuis, que se asoma en el pozo.
Vuelven las mariposas blancas al foco de atención. Mariposas blancas dando vueltas.
Vuelven las mariposas blancas al foco de atención.
Siguen las mariposas blancas.
Más mariposas blancas.
Sólo mariposas.
Más y más.
Lo único.