El futuro está donde uno quiera guardarlo
Subespecies de homo sapiens y las cosas que nos esperan según a dónde miremos
¿Dónde está el futuro?
Para ciertas culturas el futuro se representa como algo que está adelante. Uno piensa en el futuro y mira para adelante. El pasado está atrás. En este paradigma el sujeto camina para adelante y transita las dimensiones temporales: pasado, presente y futuro. Lo pasado pisado, dice la frase.
Hay otras culturas, la Aymara por ejemplo, que tienen una perspectiva distinta: el futuro se representa como algo que está detrás de la persona y de sus ojos. Todavía no fue visto. El presente y pasado están al frente, porque se lo está viendo (viviendo) o porque ya fue visto (vivido). Al hablar del futuro, un aymara realizará ademanes y cabezazos hacia atrás. En este paradigma, el sujeto está quieto y ve moverse el tiempo que pasa de atrás hacia adelante.
Independientemente de dónde se tenga acomodado el futuro, uno puede darse el lujo de proyectar, pa´ lante o pa´ trás, al menos para jugar un rato y no quedarse mirando a los costados, como quien mira un partido de tenis.
Evidencias
Fragmento de una investigación titulada Homo Amarok, inicio y final, de autoría y especie desconocida, encontrada en el año 2300, que explora una subespecie derivada del sapiens que existió aproximadamente entre el año 2000 y el 2200:
"El homo amarok derivó del sapiens a partir de su no uso de las piernas para caminar, enfocando su utilidad para apretar los dispositivos llamados freno, acelerador y embrague, esto último en caso de que su vehículo no fuera automático. Todo lo realizaba en vehículo automotor. Y en este tomaba algunas particulares actitudes: minimizar el contexto; subestimar la presencia del otro, principalmente quienes no estaban en vehículos automotores o cuyos vehículos eran de menor porte; entre otras.
Hipótesis 1: la minimización del uso de las piernas y el abuso del vehículo performateó su cerebro.
Hipótesis 2: el cerebro ya estaba performateado producto de otras tecnologías y el homo amarok inventó la herramienta perfecta.
Producto de la perseverancia a estar sentado en su vehículo, sus piernas comenzaron a adoptar la posición flexionada como estado natural, trabándose las rodillas a un ángulo de 120°, similar al de la posición de manejo. Variaba en pocos grados según la altura del ejemplar y del vehículo en cuestión. Ante un caso de fuerza mayor, caminaban, pero con las rodillas flexionadas. La postura de su cintura también evidenció un impacto, pero en menor medida que sus rodillas.
Habitó en las tierras Black Rock, antes conocidas como sudamérica, donde existían formas de organización llamadas países y cuyos habitantes delegaban el poder a un ente denominado estado.
Se los llamo homo amarok por la representatividad adquirida por un vehículo en aquella época. Una camioneta llamada Amarok, de la marca Volkswagen. A este respecto resulta pertinente esbozar dos precisiones en pos de la rigurosidad de la noción central: para ser homo amarok no necesariamente se debía tener una Amarok. Asimismo, tener dicha herramienta no implicaba ser homo amarok. Esto se constató por el análisis de personas cuyas piernas alcanzaban el estado de estiradas y que a su vez poseían y conducían Amarok, como consta en documentación encontrada y registros visuales.
El homo amarok era una forma de vivir y entender la vida, una perspectiva de altura y el ensimismamiento, enfocada en el futuro, en la velocidad, entre otros aspectos.
El homo amarok atropelló a toda su ascendencia y sus ejemplares fueron falleciendo producto de su abuso temerario de la herramienta. Fue la última subespecie del homo sapiens en esas tierras”.
Las cosas que te esperan
A veces uno anda apurado y ese apuro te lleva a la rosca mental, a la ansiedad, al estrés. Para qué ando apurado si no estoy apurado. Que espere el apuro. Hay cosas que en el futuro te están esperando: Redondos, Beatles, Yupanqui, el tango, la radio AM, la siesta, el mate, el ron Havana Club Añejo Especial, una relación, una forma de pensar. Cada quien tendrá las suyas. No son muchas, al fin del día, pa´ qué tantas. Están ahí, uno las deja al alcance del corazón. Justifican la vida.
Si uno ya posee cosas que justifiquen su vida, bien, a disfrutarlas. Si no están, casi que incluso mejor, porque uno tiene la posibilidad de sumergirse a su tiempo en cada una y sondear, con la ingenuidad maravillosa de algunos seres vivientes, esos universos placenteros, sensibles, que puentean a otros universos. Y es una cosa de abrir y abrir a otras cosas. Casi que los envidio. Me encantaría no conocer ni disfrutar nada de eso que nombré, sólo para conocerlos y decir “La pucha che, qué bueno está esto”.
Uh, este otra vez
Un sitio donde podés encontrar cosas para leer que pueden resultarte, en un principio, intrascendentes, pero en un segundo momento, también.
Se envía un mail por semana o cada 15 días con un contenido nuevo para leer, escuchar y quizá compartir.
¿Quién lo escribe?
Hilario Capeans.