Festejos de un año nuevo
Si pudiera graficar el recuerdo de ese día en una imagen sería algo así...
Esos días fueron pura emoción. Los preparativos movilizaron a mucha gente, ya se veía a los nuevos trabajar en el armado de los escenarios, de las pantallas, poner las luces y las nuevas banderas. Las autoridades supremas habían organizado el evento para que la ceremonia oficial fuera unida a los festejos por el año nuevo.
Ese 31 no lo pasaríamos en una casa, sino en la plaza de nuestro pueblo, y en cada pueblo y ciudad del territorio se repetiría esa escena. Recuerdo que con mi pareja decidimos ir caminando, metimos algo para comer y para brindar en la conservadora, agarramos las dos reposeras, le pusimos el collar a la perra y salimos los tres. En el cielo estrellado se desplazaban de un lado al otro los haces de luces con los nuevos colores, desplegados en una organización concéntrica hacia el lado del centro del pueblo. También se escuchaba sonar en su versión instrumental la nueva obra musical, que cantaríamos todos llegada la hora 00.00. Teníamos la letra en nuestros celulares para no cometer errores.
Si pudiera graficar el recuerdo de ese día en una imagen sería algo así como fuegos artificiales en el cielo, papelitos flotando en el aire, niños riendo en los hombros de sus padres, las familias caminando por las calles céntricas de las ciudades y pueblos yendo a reunirse a la plaza central con sus coterráneos para festejar, llevando reposeras, una conservadora, carteles de cartón con inscripciones de alusión al suceso y banderas caseras y compradas con el nuevo diseño. Creo que esta imagen se me terminó de construir producto de ver cientos de veces en la redes sociales los videos de los festejos en los días sucesivos al hecho. Algo así como el recuerdo que tengo del mundial 2022, que ganamos en la anterior etapa.
Confieso que cuando surgió la idea, yo me oponía férreamente. Mi ideología, mi historia, mi educación, se chocaban de frente con esa propuesta. Con el pasar del tiempo, y al considerar otras opiniones, al ver las fundamentaciones oficiales, al investigar y sopesar costos y beneficios, fui readecuando mi posicionamiento original y comencé a ver con buenos ojos ese proceso. Hoy, pasado un tiempo, y viendo hacia atrás, pienso que decidimos unánimemente despojarnos de nuestra mochila del pasado, dejar de luchar contra ese karma, abrirnos al futuro, confiar en un otro mayor y maduro que hiciera las cosas bien antes que hacerlas nosotros a nuestro modo, mayormente, mal. Decidimos ingresar en una nueva fase, y para eso teníamos que en algún punto, dejar de ser. Nuestras instituciones fueron otras, nuestro lenguaje fue de otro (siempre el lenguaje lo es), nuestras formas de vincularnos, nuestras estéticas y formas de entretenernos y de producir conocimiento, pasaron a ser otras. Nuestras creencias se renovaron. Y todo eso se logró sin que fuera necesario caer en la aberración de la guerra, en sacrificar a la población para destinar ineficientemente recursos a la alimentación de la tropas, a la compra de armamento, no fue necesario enviar a nuestros jóvenes a luchar y luego lamentar sus muertes. No fue necesario destruir nada, al menos materialmente. Es más, recuerdo que todo estaba reluciente como nunca para esa ceremonia. En resumen, fue todo aprendizaje. Un acto neto de despojo voluntario de lo viejo para que surgiera lo nuevo. Una osadía monumental y un legado de sabiduría y templanza para las próximas generaciones.
Ese 31, los festejos se dieron en todo el territorio, corriendo el gasto por cuenta propia. Todos fuimos uno. En cada ciudad y pueblo se dispusieron pantallas para ver la transmisión oficial. También se emitió por Internet, aunque se alentaba a estar en la calle. Las nuevas autoridades máximas habían arribado ese mismo día a la ciudad capital, para iniciar y celebrar esta nueva época, además del nuevo año. En términos protocolares y administrativos, la ceremonia implicó varias firmas donde se dispuso el traspaso de autoridad y la oficialización del 1 de enero como el nuevo día de festejo de nuestra nación, además de eliminar las anteriores fechas patrias del calendario. Esa vez, como nunca antes y como nunca más después, festejamos el año nuevo y, por sobre todo y de una buena vez, festejamos ser anexados.