¿Qué miras? ¿Qué hacés? ¿Qué fumás?
Lo malo de mirar las estrellas, salir a correr y fumar cualquier cosa
¿Qué miras?
- Ja, ver las estrellas ¿En serio? Dejate de joder. Ya nadie mira las estrellas, ya fue eso ¿Mirá si vas a irte hasta el Río Sauce Grande, a la noche, a mirar las estrellas? ¿A quién se le ocurre? Mirá, haceme caso, la posta es esta: andate al Río Sauce Grande, o subite a algún cerrito, al Ceferino si querés, y ponete a mirar los satélites ¿Me escuchaste? Los sa-té-li-tes, los artificiales ¿me calás? Esa es la posta ¿Qué me venís con las estrellas? ¿Quién las fabricó? Nadie. No tienen ningún mérito, dejate de joder. En cambio a los satélites los hizo alguien, ¿me entendé? Los hizo Elon. Elon Musk. Un tipo capo. El loco agarró, programó unas cosas, invirtió en tecnología, contrató unos empleados y pum. Tomá, ahí los tenés. Satélites. Mirá si acá vamos a lanzar satélites. De a uno los fue tirando. Un trencito, uno atrás del otro. Pasan cada tanto. Mirá, acá tengo una aplicación que podés ver cuándo pasan. Mirá, acá la tengo. Ponés la ubicación y te tira cuándo ¿A ver? Esperá. Ahí te digo. Ya ta. Mirá, en unos días están pasando por acá. Acordate, el viernes que viene a las once de la noche, mirando al suroeste, dice acá, los vas a poder ver. Dale che, andá a verlos. Levantá la mirada, al menos de vez en cuando. No seas tan cascarrabia, tan testarudo, abrite. Siempre tan cerrado vos. Dejá de mirar las estrellas, ¿querés?
¿Qué hacés?
Separar la mente del cuerpo, separar lo racional e intelectual de la fuerza. Bah, esas dicotomías cartesianas. Quién podría continuar sosteniendo eso para pensar. Estoy en desacuerdo, no obstante pienso así. Contradicción en mí.
Un ejemplo: salir a correr. La vagancia para hacerlo, posponer por nimias tareas, magnificar una nube, una brisa, elucubrar pronósticos meteorológicos desalentadores, inventar alertas naranjas: “se esperan fenómenos meteorológicos peligrosos para la sociedad, la vida, los bienes y el medio ambiente". La mente le gana al cuerpo.
Pero a veces, como tantas cosas, sucede. El cuerpo se lanza y gana. Se sale a correr. Primero caminar, para calentar los tobillos, sino dolor hoy y mañana, quizá pasado. Cuánto cuestan los errores a esta altura.
Ahora sí, ya calentaron, a meterle ritmo. Ya estoy corriendo. El cuerpo pone en movimiento la mente, al toque. Ya se liberó. Piensa de forma más liviana, tiró la mochila del día, de mi historia, y ahora comienza a resolver asuntos, qué bien, me está gustando, se me ocurren cosas, cosas creativas, divertidas, comprometidas. Cómo no salgo a correr más seguido. Me siento una luz. Además, el entorno es hermoso, aire puro, camino de tierra, el campo, vaquitas, las sierras allá atrás. Todo bien. La mente piensa y el cerebro se abre a la percepción. Escucho más, veo más. El cerebro detecta una bolsa enorme de sensaciones, puede verlas todas juntas o agarrar una por una. Hace lo que quiere. Prueba enfocarse en una, en una sensación en particular. Comienza el proceso: ¿qué es? Algo que va y viene; ¿viene del entorno o es interno? Interno, es en el cuerpo; ¿es agradable o desagradable? Segunda opción; algo late, interfiere, es una molestia, una puntadita, es dolor, mi mente determina que es dolor, un dolor en mi cuerpo. Comienza el proceso de sondeo, escanea la parte superior y luego inferior. Lo encuentra. Es ahí, yo sabía, justo ahí, otra vez, el tobillo.
¿Qué fumás?
Es época en la que tirás cualquier boludes y prende, se propaga como una hierba invasora, que se morfa todos los nutrientes, el agua, el espacio, el oxígeno. Las condiciones de recepción están a la orden del día. Todo es bienvenido. En cualquier lado, tirás algo y sale un perejil. Paneles de perejiles, hectáreas. Y un perejil se hace grande y otros perejiles le dejan el lugar. Y el perejil crea realidades de su performance basado en las alabanzas de los otros perejiles. Es un perejil comiendo perejil y cagando perejiles nuevos. Y todos se hacen los perejiles. De dónde salió este perejil. Tierra fértil, hermanos. Nadie pasa hambre en esta tierra, a menos que se le ocurra comer otra cosa.
Receta postrera: plantar un perejil unos años atrás, cosecharlo a fines del año pasado, dejarlo secar, picarlo, ponerlo en un OCB, prender el pucho y fumar el perejil hasta donde dure o se aguante. Si no gusta, apagarlo con la suela del calzado con bronca y armar algo nuevo que se pueda fumar y disfrutar.
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Hilario Capeans.