Comenzó la temporada de moscas. Moscas en la casa, moscas afuera, moscas entre medio. La canción de Shakira todo el día en la cabeza. No duermen. Están durante toda la jornada comiendo cosas invisibles a nuestro miope ojo. La rutina dibuja cuadros en torno a su protagonismo. Los vidrios con manchitas. Apertura y cierre de puertas en centésimas de segundos: “¡Cerrá que entran las moscas!”. Viralización de videos para hacer mejunjes que prometen la solución al problema. El perro, que de yapa se revolcó en bosta, con constelaciones de moscas orbitando. La gente con el raid en la mano yendo de un lado al otro. Se propinan golpes en los hombros, brazos y cabeza. Estrategia del repasador como fuerza de choque para catalizar la ira, de paso. Rebencazos en mesadas, sillas y ventanas. Uno parece un paisano arriba de un caballo en plena jineteada de Jesús María. Falta Gustavo Guichón improvisando unos versos y se completa la escena.
Donde vivo pareciera que las crían en feedlot. Son moscas importantes, matungas. Parecen pasas de uva. Casi que te miran antes de que uno elabore el golpe. Lo resisten, más que esquivarlo. Tienen el cuero duro de tanto repasador.
En casa ya las estoy viendo como posible fuente de proteína animal. Tendrían múltiples formas de colaborar en la dieta cotidiana. Como snack en una picada. Como crutones en una ensalada. Como sustituto de la carne en una boloñesa.
Sólo falta la aceptación o resignación social de las masas, que puede derivar de algunas carencias y de desperdigados aunque confluyentes aportes simbólicos. Me imagino una nota en La Nación o Infobae hablando sobre los cambios de hábitos en la alimentación y los beneficios nutritivos de incorporar la mosca en nuestras comidas. Alguna fundación hablando de la mosca y su aporte al desarrollo de la inteligencia. Un emprendedor que abre un restaurante con especialidad en moscas en el barrio de Palermo. Francis Mallmann cocinando a la chapa un medallón de moscas en la Patagonia. Con eso ya estarían las condiciones de recepción. Por último, la Anmat habilita la cría.
Señoras y señores, “la mosca ya está en la sopa”.